Aún mantengo tu sonrisa en mis versos,
luces de neón en postales caducadas,
carmín en el fondo de mi almohada,
y para los domingos sin solución
vistas a un parque con olas sabor al sur.
Aún escribo en segunda persona
con la soledad tuya sobre la mía,
y la mía inventando finales que nunca ocurren,
posado en cada rima de mi poemas,
intentando con mis manos destruir la distancia,
entre tus ojos y mi alma.
Aún sueño en un sueño entre los dos,
en una soledad astillada, en mil lunas rotas,
y en una escalera que llegue por fin a tus heridas,
marchando juntos donde el olvido habita,
riéndonos del miedo y saboreando lo que se siente,
cuando todo es posible.
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