Salta mi pecho sobre las nubes
que dibujo en tu ausencia, hilo en tus ojos mis lágrimas que voy borrando con
el afán de un…¡volveremos a vernos!.
Acostumbro, por afición y por
recuerdo, a detenerme en todas las sonrisas que observo, así parece que estoy
más cerca de ti, aunque ninguna haga sombra a la tuya.
Soy tonto por pensarlo, pero después de ti no me queda
mucho más de valor, un corazón que vive con el temor de pensar que crecerá sin
saber del tuyo, una frente caducada que navega por las noches sin vela a ciegas
buscando orillas sin mar, y en una viaje estantería a Neruda, más callado que
nunca porque dice que al irte, te has llevado contigo todas las palabras del
mundo.
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