Te contaré (La vida de los árboles)

¡Qué puedo decirte!
los años no son nada sinceros
y ningún tren vuelve cuando uno quiere,
diría yo... que simplemente no vuelven.
Las palabras tan solo se quedan en el papel de quien las escribe,
¡no tienen alas!, aunque a veces su creador sueñe con ello.

¡Qué puedo decirte!
el amor es tan impredecible como único,
tan sujeto como libre.
No creo que existan demasiadas reglas para vivir,
pero si tal vez desmedidas complicaciones
que nosotros mismos nos imponemos.
Lo que es adecuado, lo que no lo es, lo que es correcto,
lo preciso, lo impreciso, lo ...
todos corremos porque no queremos ser el último en nada,
sin darnos cuenta, que nunca podremos ir más rápidos que el tiempo.

Creo que la felicidad no es algo lejano ni complicado,
pero si es verdad que uno debe de luchar por ello,
como casi todo lo bueno en esta vida.

¡Qué puedo decirte!
yo escribo y asiento, dicto y callo, repaso y registro,
desde la ventana donde me ves cada mañana dormido,
sin embargo nunca lo estoy, uno tiene que ser atento y estarlo,
y por supuesto consecuente con su tinta,
aunque debo confesar que más de una vez
he deseado morder los pecados.

No creo que ser rígido nos lleve a ningún paisaje
que merezca ser pintado ni recordado.
Soñar, desear, apasionarse, ¡eso puede que sea la clave!,
y si después se cumple, mucho mejor.

Pero... que puedo decirte,
soy escribano de mesa tuerta y coja por aficción,
nunca salí más allá de estas cuatro paredes,
¡pero eso sí!, mi imaginación ha surcado los lugares más bellos
que nunca se han contado,
he creado mil historias, donde incluso la luna me ha llorado,
he reinventado el tiempo, me he adueñado de los diccionarios,
he roto límites, he surcado fronteras, he destronado tristezas,
y he vuelto a nacer cada noche con tan solo usando,
mis dos manos y mi corazón.

Puede, que después de todo lo vivido, sea esto lo que tenga que decirte;
la vida, eres tú.

Desde el jardín (La vida de los árboles)

Extensa y sencilla como el recuerdo de la niñez,
con la piel tensa, exaltada al paso de tus cabellos,
brillando en los ojos un amanecer sin heridas.
Eres imaginada, única, virgen y pura,
te he encontrado y la sonrisa se hace inevitable al sentir tu voz.
De repente existe el mundo en mí
y todas las cosas de mi vida,
van fluyendo entre mis manos.
Eres la altura que me hace más grande
y todo es así de sencillo,
como cuando era niño y todo era empezar.

El sentido. (La vida de los árboles)

Si después de todo sufrí
y ahora te encuentro
en el reflejo de mis palabras,
en el aire que respiro
y en el diario de mis cosas,
entonces ya no me importa haber sufrido,
porque debe ser que sin querer queriendo
te he hecho mía, amor.