Tormenta (La vida de los árboles)

No me molesta tu amor, no me molesta amor,
me aflige porque me es imposible encontrártelo.
Desde esta calle te suspiro,
pero al aire no le he convencido
y se niega a llamarte.
Te escribo y cada vez son más callados mis versos,
sin embargo están llenos de tantas cosas,
que no habría tiempo para confesarme
ni noche tan larga para aguantarme.
Pero sin querer caen en tu vacio
y hasta la flor más bella de mi jardín,
aterrada y temblorosa esconde sus alas
porque el sol nunca viene.
No me molesta tu amor porque no hay amor,
tan solo una primavera que yo quise imaginar.

Principios.

No confundas querer con amar,
no busques por no querer ser soledad,
primero empieza contigo mismo.
No hables si no tienes un remedio,
aduéñate del tiempo, acaricia al viento,
no pierdas el camino de tu sinceridad.
Sé coherente con lo que piensas y con lo que dices.
Cúbrete la espalda, no dejes tu cuerpo desnudo ante la noche,
no permitas que te toquen sin sentir, sin saber lo que vales.
Respeta lo que sueñas, lo que llevas por dentro,
haz que tu valor salga por tus poros.
Defiende tus labios, que tu mirada esté llena de vida,
no juegues, no juzgues, no hagas estar por estar.
Vive tus pasos creyendo en lo que eres.

Fuera de mí. (La vida de los árboles)

A veces se me ocurre escapar.
A veces te pierdo en medio de la noche.
A veces quisiera llorar pero no me sale.
A veces quisiera perderme sin remedio,
desistir en lo que amo, olvidar lo que me hace odiar.
A veces me da lo mismo que estés o no.
A veces no comprendo porque sigo.
A veces quisiera dejar de escribirte.
A veces me aterra no sentirte.
A veces busco en ti la vida que a mí me falta.
A veces no me entiendo, a veces no te entiendo.
A veces no quisiera creer, salir de aquí
y romper los versos que me atan a tu condición.
A veces quisiera reinventar el amor y hacerlo mío,
para no seguir como sigo, para no seguir fuera de lugar,
fuera de mí.
A veces quisiera encontrarme con la locura,
un cara a cara, con el desafío de mis complejos,
y saber de un remedio para acometer a un sueño,
frenar los miedos de mis labios, y decirte lo que ahora guardo.
A veces quisiera estar por estar en cualquier parte del mundo,
dejar pasar los días, desconectar por fin
y volver a mirar al mar en la orilla de mi alma,
con los ojos de un niño, y entender porque me duele el corazón.
A veces no hay nada que vaya contigo,
no encaja ningún verso, nada te llama la atención,
es estar al lado tuyo con tu silencio incansable,
con el que me siento tan lejano de ti,
que cuando te miro no te reconozco.
A veces la sencillez te fascina,
cualquier tontería puede ser un motivo para alegrarte.
A veces nada es suficiente.
A veces creo que juegas conmigo, a veces ni si quiera eso.
A veces pienso que no eres capaz de verme,
que no hay nada sutil en mí para retenerte.
A veces tengo miedo, creo que nunca te voy a perder
porque nunca he conseguido tenerte.
A veces pienso que malgasto estos poemas,
que nunca irán a ninguna parte,
que tan solo se quedarán con mi soledad.
A veces pienso que ya da igual.