Tras de ti. (La vida de los árboles)

El día.

Derrámame la última mirada
en la copa que hoy busco para olvidarte,
quiéreme algo más cuando te marches
y olvídame pronto sin remedios ni grado.

Acostumbrate a no saber de mí,
ni entender porque elegí el silencio para amarte.
Desliza lentamente mi voz en el recuerdo
para que no pueda imaginarte ni en la lejanía.

Olvida que yo estoy hecho de la materia
donde se sueña con la luna.
Recoge mi puedo y mi debo
y regálaselos a quien tú quieras,
mi quiero me lo llevo conmigo.

Y aunque no llegaste a comprender
lo que mis palabras ocultaban,
no hagas diario de mis días,
porque ya sé que te sobrarán páginas en blanco.

No grabes mi fragilidad en tus ojos
y guarda mis aromas donde yo no los pueda ver.
Pero antes de terminarme, ciégame con un beso tuyo,
porque mi corazón aun no sabe,
que nunca me quisiste.

La tarde.

No es el estupor ni la locura lo que me lleva a la deriva,
es tu silencio que ya me anuncia tu lejanía,
y ahora al escribirte ya sé que no eres mía,
pero no quiero que el mundo me lo recuerde,
no quiero pasar la vida marcado en tus altares,
caer para luego volver a donde todo empezó,
donde todo comenzó antes de que llegaras con tu vida,
para hacerla mía y la mía hacerla de nadie.
No es la idea de no tenerte la que cae en estas heridas,
es saber definitivamente, que nunca quisiste encontrarme.

La Noche.

Quedo aquí callado mirándote,
como si la vida me devolviera en algún momento
de este lamento la primavera,
y yo con lo poco que mantengo
hago trinchera ante la tormenta que vendrá.
Ahora siento la soledad que me anunciaban tus ojos,
mi silencio y yo nunca nos hemos llevado bien
pero desde aquí ya no hay más que contarte.
El tiempo ya se encargará que te olvides de mí.

Mi materia. (La vida de los árboles)

Puedo resultar a veces algo pretencioso, frívolo y repetitivo,
puedo parecer ausente, callado y consternado,
como si viviera siempre en una calle oscura teñida de melancólia.
A veces puedo ser nada sugerente, inseguro y aprensivo.
Yo no soy el príncipe de los cuentos que vosotras buscáis,
tan solo soy el que se queda atrás soñando con los besos, que nunca son para mí,
escribiendo mientras la vida pasa por mis balcones.
Y reconozco que mi materia es tan dispersa, tan éterea y tan densa al mismo tiempo,
que incluso a mí me abruma volver cada día al mundo.

Al final. (La vida de los árboles)

Andaba yo perseguido por la luna,
y me miraste con el desatino de vencerme con la mirada,
sin saber que yo soy de aquellos,
que quisieron olvidar en la orilla de una guerra
que ya presumía de derrota,
pero nunca encontré el remedio para mis heridas,
y aunque gasté mil conjuros en alejarte
nada fue más real que un beso tuyo.
El beso que nunca me darás, el que siempre imaginaré.

Andaba yo malhumorado en el día,
cuando me viniste a mi casa para anunciarme que eras feliz,
y con la misma forma de un ruiseñor malherido
arrastre mis lágrimas por dentro sin querer,
quise esconder el amor dentro de mis pupilas
para no hacer de este entierro una fiesta anunciada.

Andaba yo clavado en lo alto de tus miras,
en un época donde todo era perfecto,
cuando yo era el centro de tus pensamientos,
y las palabras volaban sin necesidad de escritorio.
Parecía que el mundo me sonreía
y era tan cierto como lo que yo veía,
pero sin darme cuenta que tú tan solo querías a otros,
y con el suspiro en el pecho me vestí por los zapatos,
me hice hombre por necesidad y niño por clemencia,
arranque de mi calendario los días que soñé a tu lado,
y con el daño ya grabado quise darme cuenta
que tu problema no era si podías o debías,
sencillamente es, amor, que no me quieres.

Si existieras (La vida de los árboles)

Si existiera un lugar aun fuera minúsculo,
te crearía sin más demoras,
te adoraría sin más preámbulos ni escusas,
haría mandar que borrasen los quizas
o incluso los todavías.
La espera llegaría a un fin glorioso,
sencillamente, al encuentro de tus ojos.

Si existiera una leve forma de tu estado
entre mis manos y lo que sueño,
posaría esa esencia en mi versos dormidos,
los cultivaría en ese invierno febril de recelos
para luego, al llegar la primavera florecer a tu lado.

Si existiera en este mundo una palabra
que pudiera resumirte, la robaría,
haría desaparecer de los diccionarios
cualquier definición que se aproximara a ti,
andaría anunciando que nadie te vio,
que tu voz se marcho con la lluvia de una noche de otoño,
reinventaría el día y la noche
y le diría a la luna, que nunca hubo pecado si no pasión.
Te guardaría en un frasco de cristal, al lado de mi fragilidad
porque ellos nunca entenderían qué tú,
eres todas las palabras que escribo.

Con la vida entre mis manos.

Para aquellos que conociéndome aun me quieren,
para los que se acuerdan de mí,
para aquellos que se preocupan por mí día a día,
y para los que me regañan y me dicen las verdades.

Para aquellos que me esperan con una sonrisa,
para los que saben perdonar mi errores y elogiar mis aciertos,
para los que aguantan mis manías y me ayudan a vivir con ellas,
y para aquellos que siguen leyendo mis poemas.

Por la gente que me quiso y ya no está a mi lado,
por los buenos y malos momentos que me enseñaron,
por los que me mienten y hablan mal de mí sin atreverse a mirarme.
(les regalo un minuto de paz para que miren en su interior)

Por aquellos que perduran en mi vida,
los que me hacen llorar y luego,
aun tienen tiempo para abrazarme,
por los que me odian y me rechazan,
por aquellos que no consiguen entenderme,
y por los que quisieron olvidarme sin más.

Por el mundo que observo cada mañana,
desde este cristal minusculo, personal e intransferible,
por lo que amo, lo que deseo y por lo que sueño.
Por todo lo que anhelo, en definitiva,
gracias por ayudarme a ser y vivir tal y como soy.

Explicación (La vida de los árboles)

El sencillo gesto de una sonrisa,
la calma de una manta,
el sentido de estar unido a alguien.
La felicidad puede ser un hecho insignificante,
puede ser la claridad del amor como una sincera declaración,
para poder ser más de lo que uno pensó ser,
el hecho imposible convertido en posible,
un don dormido en la almohada al lado de los sueños,
un empezar a escribir por escribir,
o ser uno mismo porque sí.
Puede que sea, bailar un tango inventado entrelazado
con una mirada que lo explique todo,
o tal vez ser sentido sin la necesidad de hablar.
Puede que la felicidad sea un simple gesto de tus manos sobre mis ojos.
No hay más explicación para explicarte lo que soy.

... - La vida de los árboles -

Inagotablemente queriendo,
adherido a ti sin medida,
apasionada en cada gesto,
a veces loca, a veces aun más.
Indestructible como el coraje
con la fuerza de mil deseos,
infinitamente creciendo,
imparable y dulce a la vez
conquistando el mundo.

Eres todo lo que soy,
lo que solo yo puedo ver
y nadie entiende.
Me haces único,
inagotable, apasionado, indestructible
e infinitamente vivo.

Eres el origen y el final,
eres el cómo y el porqué
la esencia de lo que soy,
la luz de lo que llevo por dentro,
de lo que guardo,
el canal de mi voz callada.
Eres la mitad de mi vida.

y punto.

Uno debe y a veces no se puede,
otras se puede y sin embargo no se debe,
pero... si no sé quiere ¡déjalo!,
porque ni se podrá ni se deberá.

Alcanzarte (Paredes- 2003. Desde Madrid)

Yo no sé si debo o puedo,
si puedo no lo dudaría,
si no debo no puedo,
pero tal vez realmente no pueda,
pero...si no puedo ¡no significa que no deba!.

Y si ahora me planteo que da igual si debo o no debo,
estaría fuera de mí, de estas cosas que me rodean,
de la rabia que me ata a cada instante de lo que siento.

Pero si el principio no soy yo y solo tú,
qué más da si puedo o debo,
para que seguir preguntándome.
Insalvablemente el hecho no sería suficiente,
irremediablemente te escaparías de mis manos.

Entonces mi debo y puedo caerían terriblemente
en la ignorancia de tu banalidad,
nada sería lo que yo quisiera que fuera,
y a la sazón de esta violenta forma de ser,
me preguntaría por ti,
e indudablemente presentiría
que sería el único que lo hiciera,
tal vez, porque solo yo soy el que quiere.

Y así es este triste final de mis intentos,
mis ansias terminan en esta tinta
para el recuerdo que desfilará sin pena ni gloria.
Aun así, si no viene de mí este quebranto,
aunque el aire me niegue poseer a la luna,
mi puedo y mi debo te los prestaría, indisputablemente,
por un instante de tu latido en mí.

Recuerdo (La vida de los árboles)

No sabría decirte cuando fue,
ni si quiera si la despedida, ¡aquella despedida!
fue como lo sentimos.

Puede que nos adelantáramos a nuestro propio destino,
puede que el miedo a ser nos dejara con las ganas de saber.
Y te recuerdo como ayer, en estos días de invierno,
con tu sonrisa, con tu forma de hacer, con tu cariño.

Recuerdo las mañanas, el café templado humeante como a ti te gustaba,
tu pelo enredado en mi cara, los cajones llenos de tantos recuerdos,
la mesita siempre con tus pulseras y una goma negra,
que en cuanto podía te la escondía para hacerte rabiar.

Recuerdo los domingos, tan sencillos y tan mágicos,
las sesiones de amistad que nos ofrecíamos en mitad de cualquier noche,
cualquier hora era perfecta.

Recuerdo tu ropa, tu aroma, la forma como colocabas las cosas,
recuerdo que me encantaba estar allí y no saber de ningún otro sitio,
desaparecer y no importarme porque.

Y aun así no sabría decirte si puede que algo se nos escapara,
puede que no nos diéramos cuenta de lo que habíamos hecho,
de lo que estábamos haciendo o de los que hubiéramos podido ser.

Creo que nunca llegaré a entender el porqué.
Ahora sé que ningún verso nos hará regresar a quellos días.
Tal vez estemos obligados a vivir con el recuerdo,
o tal vez ya deberíamos de ser felices por haberlo vivido.

Antes de olvidar (La vida de los árboles)

Te vi amando a otro,
te vi y te odie por todo lo que me juraste,
porque te sentía tan dentro del alma mía
que nunca quise creer en un final.

Ni te imaginas en que se ha convertido el mundo ahora,
desde aquí todo es cruel y caótico,
sin embargo los años me han enseñado a ser
algo más que la sombra de tus caprichos.

Perder es solo un mero gesto más de la rutina,
aunque la felicidad de mis días cubre mis heridas.
El silencio predomina en todo lo que hago,
pero mi corazón fluye por abrazos que me reconfortan
y me dan el aire que necesito para seguir soñando.

Pero debo confesarte también,
que aún mantengo tu ausencia.
No quiero preocuparte amor,
ya sé que tú olvidaste pero...
necesito saber cómo lo hiciste, ¡cómo pudiste!.

Te juro que me gustaría saberlo
porque esta condena de ti ya me empieza a pesar demasiado en mi,
y me niego a pensar que todo fue un engaño,
asi que, dime ¡¿como volver a sentir?!
¡¿Cómo tener la ilusión de la espera de un beso?!
¡¿Cómo sienta no estar sólo, saber que alguien te piensa?!
Amor, cuéntame que es sentir el amor sin mí.

Para quien quiera. Poema 68 (La vida de los árboles)

- Reflexiones - La vida de los árboles.

La melancolía es tan sincera como la memoria, nunca sabes cuándo te va a engañar, que parte inventamos o engrandecemos y que es lo que dejamos atrás.
Sinceramente, no deberíamos de fiarnos de nosotros mismos, no deberíamos de alimentar con hambre caducada nuestros presentes, porque al recordar regresaríamos con la tristeza, ignorando que ser feliz es inherente al ser humano.

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Poema 68. Para quien quiera. (La vida de los árboles)

Nadie me dijo que no solo sería un simple recuerdo,
qué estos versos vienen del odio convertidos en herida abierta,
y ahora contemplo desde el soplo de un aire menguado,
que ya no tengo tiempo para recuperar lo perdido.
¡cómo hacer de esta siembra fruto fértil para mi corazón!.
Será que el camino olvido en algún momento ser camino.

¡Nadie volvió!, todo empezó a desaparecer de mis ojos,
y en el fondo de mi alma alguien preguntó...
¿quién aclama a la memoria?,
¡quién va a impedir que se aniquile a esta primavera,
que ya llora en mis manos!
¡a dónde debo de escapar para ahuyentar a esta nada!,
que marchita estos poemas indefensos ante el destino.

Nadie contempló el insufrible afán de los días,
el hambre de las rimas volátiles de mis ventanas,
el amor que posaba dulcemente en el borde de mis labios.
Y ahora... ¡cómo parar esta vieja batalla de calles y balcones!,
si ya se marchó con las sombras de mis diarios.

A quien le digo ahora, que yo también quiero.

Buscando(te). La vida de los árboles.

Me dio por llorarte en este invierno entrecortado
suspendido en los ecos de esta aversión,
y al reparar en el tiempo presentí,
que lo único que he hecho ha sido equivocarme.
He teñido mis palabras en vano,
he caído en el olvido por lo que he emado,
te he buscado, te he imaginado de mil formas,
te he deseado tanto...
y sin embargo ningún verso te ha gobernado.
Pueda que ahora entienda, que significa amar.

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El mejor poema es el que aún está por escribir.

Mientras dure.

Aguacero y ron para los festivos de guardar,
la televisión como siempre, mejor en negro,
de música algo del maestro o tal vez un adagio,
y empezamos a escribir manteniendo el tipo,
con la cortesía de un día azul de resaca en los ojos,
aun así mientras dure seguiré.

Una rima de gracia para una sonrisa inesperada,
un verso con pena para unas lagrimas desordenadas,
o tal vez poema ruiseñor para antes de dormir.
Puede que me anime y hasta (te) escriba un cuento.
¡Qué intención más fabulosa para ser feliz!

Ahora cuéntame, cuéntamelo todo al oído,
yo prometo retener y creer, saber y responder
decir y descubrir que esconden tus palabras.
Te pintare al son de las olas,
al más puro estilo de Sorolla,
en la orilla de una isla que he inventado
por si nos da por escaparnos para olvidar.

¡Y sí!, presiento en mis manos un alza de jazmín y romero tenue,
que tiñe mis ventanas de otoño en la primavera que busqué.
y con o sin destreza aquí seguiré mientras dure.

Regálame un minuto con un beso azucarado para los lunes,
almidona mis pasos cansados de mañanas con sabor a naranja,
destapa mis ojos vagos, arrópame ante las estrellas,
¡que la luna sepa que yo me quedo aquí!, mientras dure,
e invítame a un fuego lento de finas hiervas al champan,
con lumbre para las acaricias y alguna frase ingeniosa para dar caza al día,
divagando en el desván de nuestras promesas.

¡Cómo no a ver visto tal grandeza para mi sien!
Te deduzco y te absorbo gota a gota desde este enjambre,
atrincherado en la oda de mi escritorio.
Pareces casi irreal y yo acostumbrado a esta locura, compañera de mi desventura,
me aventuro a medias, cabizbajo, a tientas y radiando por estos poros,
las ganas de un vivir que ya olvide en las fronteras del martillo y agua ardiente para las heridas.
Pero estos menesteres no concurren con un vuelva usted mañana,
y mi pecho asustado se aprieta porque quiere salir de mí,
pero él aun no sabe que solo eras el sueño que soñé ayer.

Ahora me lo dedico, un momento de paz para tal algarabía,
porque mi rutina nunca se vio en otro manjar igual.
Me vienen los excesos de un paraíso que ilumine allá por los años 20,
y como avalancha se me viene al costal la mezcla de esos colores,
que ya deje de pintar por no saber cómo seguir.
Los veo venir uno a uno, singulares formas de una partitura
que aun no he escrito y voy sin medir intentando darles vida.
pero con la calma la lluvia ha dejado de empañarme.
Aun así me ha empapado los huesos que ya aclaman una manta
para este invierno, que no queriendo, estará por venir.

Presiento como el resentimiento de un niño, al admirar su juguete tras el cristal,
que lo que se quiere no siempre se puede,
y al igual que ese niño pataleo al destino
porque el tiempo siempre me roba el caramelo.
Difícil es asimilar, aun con los años, que a veces no es justo lo que uno se merece,
y aunque no lo entienda aquí seguiré mientras dure,
con el verso en la boca y las palabras entre mis manos.

No hay nada pactado que sea suficiente,
ni el arte ni la ciencia dan con ello.
No hay tablas, no hay números, no hay filosofía alguna que pueda responder.
Mi voz se calla, mis letras hablan, mi razón me niega
y mi corazón está por mudarse, destino: Groenlandia.
Cuando el desastre concluye uno piensa en el yugo, en la mortaja
o si es preciso en salir corriendo.
Pero lo que había antes ya no está y uno piensa que un capricho sería ideal,
el egoísmo se aferra a la desesperación de la soledad diurna
y el tormento, el brebaje perfecto para estas noches.
El tiempo se convierte en maldito. Alguien le dio por hechizar a los minutos.
Este mal no se marcha ¡yo no quiero sufrir!, ¿alguien de encargo?
Mientras dure aquí seguiré.

Finalmente, anunciare en portada, llegado el momento esta despedida.
Tinta fresca para la ocasión pero sin comensales ni festejos,
con un... -¡muchacho!, así es la vida-, me será suficiente.
Cerrare los diarios, guardare los dijes y las alhajas,
me sentare de nuevo en esta alfombra de alquiler para las bienvenidas,
y mientras dure, válgame el santo de mi peregrinación, que aquí seguiré.

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Hay un chiste italiano buenísimo,
Esto es un pobre que va a la iglesia todos los días a rezar frente a la imagen de un santo
y le dice:

- San lo que sea, por favor, por favor, por favor que me toque la lotería.
Al final la imagen, desesperada cobra vida, baja la mirada y le dice:
- Hijo mío, por favor, por favor, por favor compra un billete.

( * Fragmento extraído de la película: - come, reza, ama - )

La vida de los árboles. Vida (Poema 14)

Si no te escribo enloquezco,
si te escribo desaparezco,
si te recuerdo no duermo,
y si te olvido no sueño.

Si me alejo más rápido vienes,
si me acerco me quemo,
si deseo me pierdo
y si no aspiro no siento.

Si pretendo ser no lo consigo,
si no pretendo me desterraras,
si me entrego me asustare,
y si no, nunca lo sabrás.

Exiliado. Poema 53

Aclare la voz demasiado tarde,
porque desconocía el daño de tus labios.
Arropado en las orillas de tus recuerdos,
crecí con el abismo de la duda
y aunque el tiempo nos acompaño,
no fue lo mismo para los dos.
Deduzco que no es lo mismo querer que amar.

Formas de vivir.

Era de alguna forma un motivo para soñar, también eran otros tiempos, otros momentos que se vivían con otros ojos. La sencillez era más bien la culminación de nuestros actos.
A veces echo de menos todo aquello y aunque parezca mentira no puedo contárselo a nadie por dos motivos, el primero es porque nadie lo entendería y el segundo es porque nadie le interesa.

¡Alguien entendería lo insufrible que puede llegar a ser, el sonido del viento golpeando las ventanas de un tren!, ¡alguien comprendería lo vulnerable que puede llegar a ser una puerta cerrada!, o entender lo que significa pasear con la Cibeles y el amor, e imaginar que así será para siempre.
A quien le va interesar escuchar historias que no pueden imaginar, historias ya pasadas sin remite ni dueño porque la memoria ya nos hizo viejos para ser exactos.
A quien le va interesar si una vez ame o temí, si una vez fui feliz o desgraciado, si una vez roce el cielo con mis manos, o caí al abismo del infierno.
Las personas han aprendido ciegamente a solo interesarles el presente, y vivir con lo justo y necesario para seguir en el camino. No voy a negar que sea práctico y que a la larga pueda dar buenos resultados, pero yo no elegí la materia de la que estoy hecho.

Ahora, después de que los años me hayan enseñado tan poco y que el tiempo haya corrido a espaldas mías, he terminado por ser la paleta borrosa de lo que una vez pinte, el marco estropeado de mis cuadros que ya olvide.
Sin embargo, mantengo la afición de escribir (por llamarlo de alguna forma). En las palabras he encontrado una cura momentánea para mantenerme en los días, una forma ágil para imaginar y crear, para sentir y recordarme que no soy lo que intento ser ahora. Y como decía el dicho, aunque mi fachada sea de lo más convincente, en el fondo no he dejado de ser otra cosa que lo que la vida me ha rebatado.

La esencia es inamovible. La ilusión aun más fuerte que la negación y querer vivir al gusto de las pretensiones de uno mismo es la lucha por la que respiramos y seguimos.
Por desgracia yo ya deje de luchar, aun así sigo soñando.

La última vez

Yo tenía una habitación helada
con sombras a mi espalda
y la locura jugando con mi sien.

Yo tenía un verso que olvido ser poema,
una estrella que fue devorada por el sol
y un miedo increíble al despertarme.

Yo tenía una historia sin final,
un calendario arrugado,
un corazón fragmentado en mil pedazos,
y un cajón vacio por tu ropa.

Yo tenía días buenos y días malos,
tenía lagrimas en cada esquina de mi casa,
y un suspiro por las noches para aliviar el dolor.

Yo tenía todo el amor del mundo,
pero a nadie para regalárselo.

Yo tenía la idea, el afan, la conquista de ser conquistado,
de que por un momento mis palabras fueran escuchandas,
y que las mañanas no me asustaran.

Yo tenía una cama deshabilitada,
cuatro paredes atormentadas
y un sueño aun por cumplir,
una caja añil de terciopelo,
un secreto y un escondite para las pesadillas.

Yo tenía una sonrisa inocente,
el sabor del primer beso,
la primera vez que ame sin medida.

Yo tenía un trapecio anclado a mis manos,
tinta seca en mis oídos
y un florero horroroso para buscar las alegrías.

Son las cosas de la vida, lo que nos ocurre,
lo que deseamos que pase,
y las vidas que pasan sin saber si volverán.
Está fue mi vida, mi historia, el resumen de mis pecados.




Sé que nunca leerás este poema
y puede que esa sea la rabia que me condena,
porque nunca sabrás el daño que me hiciste.
Por ti me quede mudo y apagado,
por ti vendí las horas de mi alma.

Motivos para escribir. (Si pretendes) Iª

Si pretendes odiarme
hazlo ahora en esta hora,
donde mi vida se fuga de la realidad.

Si pretendes castigarme
quítame las palabras,
y entonces habrás conseguido más que un castigo.

Si pretendes olvidarme,
no te levantes esta mañana
y deja que me vaya solo,
el último adiós es siempre el más cruel.

Pero si por el contrario decides amarme,
deberás de consentir a esta locura,
que dejó de prescribir por un verso maldito,
y búscate una escusa para la razón.

Si pretendes quererme no lo hagas con prisas,
ni establezcas normas que me destruyan,
busca mis cicatrices y no olvides que siempre estarán ahí,
no elabores cielos ni lunas inalcanzables,
yo tan solo quiero ser el último beso antes de soñar,
y el primer suspiro de tus ojos al despertar.
El resto de las cosas nos pasaran por la vida,
como la tinta mojada del diario que olvido recordar.


--- y si recuerdas quien te mira más allá de tus ojos,
hazmelo saber para procurar empezar una nueva forma de respirar ---

Detras de mí.

Me tenían por el santurrón arrollado en las faldas,
el torpe ensimismado en las líneas de la frontera,
arrojado por los mil soles de un chaman resfriado.
Aplaque con versos las melodías ociosas de algunos locos,
y aunque nunca use la almohada como descanso,
si encontré la forma de imaginar lo que ellos nunca sabrían.

Me fugue de un sueño por amor en una mañana de tormenta,
y frente a la lista de los fracasos reinvente una sonrisa.
Crecí con las prisas, abrumado por lo que sentía,
arrollado por las cosas bellas que bese,
y sin embargo, volvería a cometer los mismos errores.

Me faltaron las ideas a veces
y alguna vez las ganas convertidas en hechos.
Derroche demasiadas lágrimas para nadie
y noches infames que quedaron perdidas,
en algún lugar de mis calendarios.

Me sellaron en una primavera circense
con una balanza desafinada,
para cuando me vinieran las dudas.
Me jugué en las calles la inocencia
con una baraja sin comodín,
y en el fondo de un vaso
deje anclada una bala de plata,
patrullada por un unicornio burlón.

Me regalaron un sombrero sin suerte,
un vicio sin oficio y una cama coja para soñar,
con un alma gemela que no quiso saber,
una cuchara de espejo para verlas venir,
y un amigo que nunca quiso aprender de mí.

Me adueñe de un ruiseñor de alas de hada,
de un diario interminable sin prisas
para atrincherar las desdichas de mis pasos.
Me libre de los jolgorios acalorados malintencionados,
de los tontos por doquier que no sabían
que la vida era algo más que sus ombligos.

Me salte las comas para atrapar los puntos,
me lleve en el recuerdo una novia independentista,
un cajón de hojalata impenetrable
para guardar las letras de un tiempo mejor,
y una guerra aun por ganar.

Me di por perdido sin saber que aun,
ni si quiera había empezado.

Cuentos de un verso


Aclamó el verso,
que soñando debajo de la rama
con la luna en sus manos,
malabarismos le hizo al tiempo.
Y con la primavera en tierra extranjeras,
vibro con insidia en una despedida,
que odiaba las lejanías.
Y tras el cristal mudo del ruido infame
de aquella ciudad prohibida,
librándose del peso de sus rimas
agoto el instante,
salió corriendo desesperado,
con el rumbo perdido
por las mismas calles donde amo,
sin saber que la realidad
era un espejo sin dueño,
que no precisaba de estrellas
para mentirnos.

El verso del que te hablo
empezó en un beso,
y termina con la ausencia
de una habitación,
donde la memoria, nos dejo de visitar.

Despedida de un verso

Afirmó el verso
que escondido entre mis latidos,
pronuncio un te quiero,
y él que sabia del secreto de las palabras,
no contento con el giro me dijo;

- ¡tan solo son letras!,
y aquellas que posan dentro del corazón,
malviven en la sien de quien no las pronuncia,
pero cierto es que solo son letras
y depende de quién, cuando y donde se apunten,
porque la forma solo es el principio de la emoción.

Seguidamente el verso reclino su escritura en metáfora,
alzandose en la víspera de una mañana ya anunciada,
y dejando a la luna huérfana de sus miradas, como un viajero sin destino,
se volvío y marcho por donde vino.
Allá donde fuera nunca lo sabré,
tan solo el recuerdo será lo único que tendré.

Me dejó una fábula convertida en vino,
un puñado de noches en soledad
y mil maneras para recordar,
y al tanto de mi tinta corriendo por las líneas,
ya lejos de mí encontré el porqué de ti,
entre las comas y los puntos de estas letras mías,
donde hallé la perfección del verso.
El final del significado de las letras
está detrás de la pasión de mis ojos.

El Mundo

Qué es el mundo te preguntaras,
miraras a tu alrededor y pretenderás en un golpe de suerte saberlo todo.
Caminaras, a veces con la impaciencia que te hará perder,
y no siempre el paso de que debas dar será recto,
tampoco todo lo que veas te gustará,
ni lo que imaginabas se hará realidad.

Aprenderás que la vida puede llegar a ser complicada,
que no todo es justo,
que los radicalismos no son buenos,
y que la mentira es una forma de escapar,
pero nunca de solucionar.

Te darás cuenta que un abrazo puede salvar el alma de una persona,
que un beso puede cambiarlo todo, para bien o para mal,
que las heridas terminan por cicatrizar,
y el presente es lo que tendrás que vivir.
No dejes a tu memoria que los vientos del pasado la conquisten.

Alza la mirada cuando te sientas ignorante,
porque la ignorancia, es el principio del saber,
siéntete orgullosa de quien eres y recuerda siempre de dónde vienes,
mantén lo importante de tu vida, nunca sueltes lo que te haga ser feliz.
Pronuncia tu nombre cuantas veces sea necesario hasta que te escuchen,
pero nunca alces la voz pensando que así llevaras la razón.
Tu sabiduría no estará en los insultos, si no en la paciencia.

Guíate por el corazón, aun sabiendo que perderás,
no importa si te caes una vez o mil veces,
levántate de nuevo, el mundo se ve mucho mejor desde arriba.
Asimilarás que lo correcto es relativo y averiguaras que a veces,
no existen las verdades absolutas,
todo es según como quiera uno ver las cosas.

Alimenta tu vida de cosas bellas, no te arrepientas
y si lo haces, que sea para aprender.
Cuida tu cuerpo, solo tienes uno,
no se lo regales a cualquiera,
y aprende a enamorarte como eres,
sin tapujos, sin teatros, se clara contigo misma,
de ahí nace la fuerza de uno mismo.

Ríete de tus errores y aprende de ellos,
no tengas miedo si no sabes que quieres en la vida,
recuerda que esto no es una carrera,
la vida de lo ira diciendo, solo tienes que estar atenta.
No le hagas pulso al tiempo, se compañera de él
y averiguaras que un segundo, lo puede significar todo.

No midas la belleza por las modas o por las opiniones,
no sigas los pasos de nadie, no enjaules tus ideas,
construye los tuyos, prepárate y serás libre.
Hagas lo que hagas hazlo queriendo,
aunque a veces tendrás que hacer cosas que no quieras.
Te enfadaras, te lo aseguro, pero no olvides después
recordar porque te enojaste.

Tendrás que averiguar dónde está el bien y donde el mal,
aprenderás que todo acto tiene consecuencia,
y que no siempre podrás controlar todo.
No te sientas culpable por ello, nadie es perfecto, ni si quiera las apariencias.
No tengas miedo del miedo, ni pienses que eres la única que lo tiene,
si sabes observarlo, aprenderás mucho de él.

Apasiónate, enamórate, llora, imagina, crea, sonríe, salta, duda, razona.
Solo se vive una vez. El mundo te espera.


Dedicado a Amelia.

La vida de los arboles III - Paredes

Fue algo más que una mañana de buenas intenciones,
tal vez un trozo fragmentado de un diario añil,
perdido en los versos de Neruda
y escondido en la paleta de Monet,
lo que nos dejo por perdidos entre la espesura,
de una ciudad de neón con arcoíris sin color,
con abrazos sin manos, con esperanza sin tiempo.

Y acuérdate donde guardamos todas las lagrimas,
no mires atrás, no hay nada que perdonar,
ninguna noche nos fue eterna.
Algún día la memoria nos dejara ser libres.

Sin remedio

Tropecé con tu primavera de flores marchitas,
adorando al ruiseñor de tus versos,
creyendo que la lejanía era un mal sueño,
de estas noches que cubrí de silencios mis besos,
y al suspirar con el viento del norte,
el oleaje de tus manos calmo las dudas de mis rimas.

Tropecé en el rocío de tus enojos,
con tus ojos clavados en los míos,
calando los minutos de un tiempo injusto,
que ahora recuerda este diario malhumarado,
porque nunca aprendió a curarse solo.

Tropecé con las letras de estos poemas,
que vivieron mudos en tus olvidos,
desatendidos quedaron a esperas de un nuevo día,
para volver a ser lo que eran
y alzarse de nuevo, en la primavera que una vez imagine.

Tropecé con la calma de una noche escribana,
que cruzaba con la luna estrofas de amor,
y al llegar la mañana me vi escapando de ti,
sin otro remedio para poder ser feliz,
dejando atrás el sueño, de un te quiero.

Tal vez (Paredes -2009/2010)

Puede que sea sencillo decirlo,
tal vez hacerlo sea lo difícil.
Puede que tú no te des cuenta,
tal vez quieras negarme que si es posible.
Puede que no sean las palabras,
tal vez sean las acciones,
puede que me halla cargado de dudas,
por no saber hasta donde llegar,
pero nadie te enseña,
nadie ha aprendido aun la lección.
Puede, que esto sea lo más sincero que te escriba,
y tal vez, lo último que lamente.

No es para siempre (Paredes)

Las palabras que olvide,
las cosas que deje de hacer,
el ritmo que cambio inesperadamente,
los sueños que se fugaron,
los besos perdidos,
el amor que jugo a ser más que yo,
lo que antes estaba lejos,
las mentiras que guardo,
las verdades que ya a nadie le importa,
los caminos que rechacé,
las manos que desprecié,
el tiempo que perdí persiguiendo,
el dolor que sentí,
la música que no volveré a escuchar,
el aburrimiento,
los cigarros que fumé sin querer,
las noches trasnochadas en barras de bar,
las miradas que se cruzaron,
las ideas que se ahogaron,
la gente que conocí y que ahora no recuerdo,
el olor de las mañanas, de aquellas mañanas,
los versos que no conseguí escribir,
la sed que no terminé de saciar,
la rabia de los lunes,
el caos de mi escritorio,
los libros que no leí,
las fuerzas que me faltaron,
los abrazos que juraron ser para siempre,
las ausencias.
Tú y yo. Lo que nunca volveremos a ser.

Esto es así.

Que la vida es así,
no le busques más explicación,
que la que tus propios ojos puedan llegar a entender.
Pero debes de saber que por desgracia,
no tenemos visión nocturna,
así que siempre se nos escapará algo,
y eso nos lleva a la colosal e irrefutable conclusión de,
¡hay que tener mucho cuidado por la noche!

También debes de tener en cuenta,
que levantarse temprano a nadie le gusta,
pero si comer bien y tener el armario llenito de ropa.

Con los años aprenderás que esto de vivir,
es más difícil de lo que uno pensaba,
y mantenerse de pie cuesta, ¡joder que si cuesta!

Hay días que... ¡para que levantarse!
y otros, que cuentas los segundos antes de irte a dormir.
Como cambia el cuento,
cuando uno es el responsable,
de llenar el frigorífico de comida.

Pero esto es así;
cásate con tu pareja y con la hipoteca,
mira a ver cuántos hijos tienes,
cómprate un televisor grande, ¡no! ¡muy grande!,
un coche, si pueden ser dos o más mejor,
cuida de tus hijos y espera a que te salgan bien,
y reza a quien quieras para que no te venga una desgracia.

Esto es así, la vida en estado puro, la vida que hemos creado.
Pero no todo es como lo pintan,
ni como quisierais que algunas veces fueran las cosas,
no todo está en el vértice del desastre, ni los males duran mil años, ¡que se sepa!
Cada paso que demos, será una vista al frente que llenaremos de posibles,
y aunque esto parezca a veces un naufragio,
la vida siempre nos seguirá dándonos razones.
Así que, no te quejes y ríete algo más,
el día menos pensado todo termina.

Ahora (Paredes)

Cuantas veces se desmorono la vida como ahora,
cuantas veces deseaste que todo fuera más sencillo,
como lo estoy deseando yo ahora.

Cuantas veces te faltaron alientos,
para decir las palabras adecuadas,
con el valor necesario para enfrentar a tus miedos,
como ahora lo siento yo.

Cuantas veces el amor te llevo a ninguna parte,
cuantas veces tuviste que volver a guardar los besos que diste,
o aquellos que soñaste pero nunca se cumplieron,
como los que yo sueño ahora.

Cuantas veces te han sobrado las explicaciones,
y aun así nadie te entendía,
porque lo que querías era volar a tu manera,
como quiero yo ahora.

Cuantas veces te sentiste fuera de lugar,
a punto de explotar y dejarlo todo por nada,
cuantas veces estuviste a punto de cumplir un sueño,
como lo estoy yo ahora.


Y no somos tan diferentes,
aun que creas que yo ya vuelvo cuanto tú vas,
si continuas, yo seguiré.

De cuando viajaba.


Viaje, destino a ninguna parte,
por una canción desesperada,
escrita bajo una alas abandonadas,
para hacer oda al olvido con versos de suspiro,
en voz tibia y tenue,
anclado en balcones ajenos, con una vela de guía
y un ramillete de intenciones, con el fin de saborear,
el beso sin remedio de la poesía, que poso en el poeta.

Viaje, destino a ninguna parte,
franqueando las fronteras del delirio, de la bandera extranjera,
acompañado de un otoño ambulante de lenguas viperinas,
con frentes marchitas de cuellos de cisne,
en el dorado de mis años de cuando fui feliz,
bajo el cielo de una ciudad,
cuyo nombre no quiero recordar.

Viaje, destino a ninguna parte,
con el alma recorriendo las calles,
aquellas que nos vieron nacer,
donde tantas veces le robamos a la luna su filosofía.
Y ahora en el curso de este olvido pienso,
que no es cuestión de detener el tiempo,
ni que escapar fuera la solución.
Seguirán pasando las cosas aunque no estés,
y puede que eso, sea lo más insufrible de todo esto.

Detrás de la palabra


La vida es sencilla.
Uno debe de comer cuando tiene que comer.
Uno debe de dormir cuando tiene que dormir.
Uno debe de amar cuando aun está a tiempo,
sentir lo que haya que sentir en el momento,
trabajar cuando haya que trabajar,
ser lo que se tenga que ser cuando se deba,
y no esperar señales ni comentas errantes.
Uno no debe hacer teatro de su dolor por más que te duela,
no dudar, cuantos más errores más sabrás,
no hacer de la vida el lamento de lo que se perdió,
mira la vida ni más rápida ni más lenta, tan solo midiendo los pasos,
manteniendo el ritmo un día tras otro
y si te cansas, pensar que aun podría ser peor.
La vida no es sencilla.
Uno a veces, no puede comer cuando lo precisa.
Uno a veces, no puede dormir cuando lo necesita,
no siempre se puede amar a quien quieres,
y a veces no se puede dejar de amar,
aun sea en el silencio o con el odio,
ni trabajar en lo que uno quiere,
o ser lo que quieres ser, en el momento que uno quiere.
Uno a veces espera señales, aunque sea en lo sueños,
y el dolor se hace tan insoportable,
que es imposible guardárselo uno mismo.
Uno se lamenta del pasado, de lo que pudo y no hizo.
Uno duda aunque no quiera, el miedo nos hace pensar, nos hace estar vivos.
A veces la vida transcurre demasiado rápido, otras veces no tanto,
y si te cansas aun sabiendo que podría ser peor,
quieres con todas tus fuerzas, conseguir mejorar las cosas.
Posiblemente lo bello de vivir es saber, que la vida no es sencilla.

Cosas que nunca te conté


Viví el Madrid de mi tiempo,
lo sentí y lo hice mío,
como aquellas cosas que queriamos,
en la casa donde volvimos a nacer,
como todo y nada.
Camino de un sueño.

Mañana me iré (La vida de los árboles)


Quisiera hablar con él,
con aquel chico de 20 años
sentado en el sofá esperando,
al lado de aquella ventana
apoyado en el vértigo desafinado,
de aquellas tardes abrumadas por el silencio.

Quisiera confiarle mis secretos,
decirle que la vida no es lo que imaginaba,
que puede ser algo más o tal vez nada,
que el tiempo no perdona
pero tampoco debe de asustarle.

Me gustaría decirle
que realmente no estaba sometido a nadie,
que el amor no es depender,
pero a veces lo que queremos
no es siempre lo que hacemos.

Me gustaría animarle a que saliera corriendo,
que olvidara todo lo que acometió,
decirle que de nada le serviría mantener el recuerdo,
que aun tenía días y noches para cambiar,
para no caer en la flor marchita,
para no permanecer como un loco
entre versos y odas a la soledad.

Me gustaría decirle que nadie le iría a buscar,
que a nadie le intereso por qué le dolía el corazón,
¡y le dolía!, y pensaba que no habría cura alguna,
porque tal sufrimiento no existía en el mundo.

Me gustaría hablarle que el mayor errror
es intentar seguir los pasos de alguien,
que los finales felices no son como en los cuentos,
que las palabras "nuca y jamás",
son las mayores mentirosas,
que aquellos días solo eran el principio
y que amar, no solo era decir te quiero.

Quisiera decirle que al final nada salió como él quería,
que hubo más desastres que glorias,
más torpezas que aciertos,
que le vaso no termino por llenarse,
pero aun así en la desdicha de una tragedia,
a veces nacieron días de sol,
y sonrisas que fueron capaces de alegrar el alma.

Quisiera decirle que un minuto de sinceridad
lo puede ser todo,
que él sí se merecía ser feliz,
que no tuviera temor por la suerte, ¡las cosas ocurren!,
y que huir, nunca fue la solución.

Quisiera que él me hablara ahora,
que me mirase con aquellos ojos llenos de vida,
que me diera un aliento en forma de verso,
y hacerme reir por un momento.

Quisiera que estuvieras aquí
para decirme que he aprendido,
que me he convertido en la persona
que siempre quise ser,
que las torpezas me han hecho más sabio,
que las lagrimas se las llevará el mar,
que el día menos pensado,
las cosas empezaran a ocurrir.
Para decirme que 10 años, no son nada.

Tan solo a ti (exiliado - poema 9. Para quien quiera)


Te lo digo a ti, solo a ti y a nadie más,
te digo lo que nunca escribí, solo a ti.

Te hablo de mi dolor, de la indiferencia,
del amor que se escapo, de mis ojos,
de las tardes frías, grises,
perdidas en mi diario.

Te lo digo a ti, solo a ti y a nadie más,
que te canto por las noches
y he pensado en besarte, en desnudarte
y hablarte al oído, que sin ti muero.

Te lo digo a ti, solo a ti y a nadie más
que las palabras me ofenden,
que nadie me hace reír y que el tiempo,
me insulta a cada paso que doy.

Te lo digo a ti, que el ayer me demora
y el futuro me enreda en la maraña
de las mañanas que no estás junto a mí.

Te lo digo a ti, solo a ti.

Tener y perder (La vida de los árboles)


Fui testigo de numerosos excesos
que en su mayoría eran los mejor placeres,
los cuales fui acortando con mis rutinas
y con la imposición de la negación.
Allá quedan las locuras que tan bien nos hacían.

Fui testigo que la madurez es un alto cargo,
de letra pequeña y restricciones eternas,
y que la poesía sobrevive a duras penas
porque lo útil, aparentemente, es lo que apremia,
en esto que llaman vida.

Fui testigo de la vida de los árboles,
lenta y solitaria, constante y renovadora,
también de la vida de los hombres,
caótica y humillante.
Fui testigo que lo último que se pierde es la esperanza
y cuando se pierde, ya no queda nada.

Fui testigo de los besos acautelados
afinados al final de los parques,
enterrados en los diarios de cama,
de las sonrisas enrojecidas a media noche,
de tu mano pidiéndome la vida
y mis ojos llorosos odiando el día.

Fui testigo de la decadencia de mis palabras,
del infierno pausado de las horas en soledad,
de la espera inoportuna del amor,
de esas torpezas y tropiezos inesperados
y de la última llamada apagada en el cuarto de invitados.

Fui testigo de las noches veladas perdidas,
por ese querer que nunca quiso ser,
del humo deslizándose por mis venas
atropellando la calma de las noches,
de las brumas mañanas de sabanas frías,
de soñar y no conseguirlo,
de tener y perder.

La vida de los árboles. Capítulo I


Me acercaba a tu alma
e Iluminaba tus pasos,
cantando mudo al aire con tus labios
posado en la palabra.

No quería buscarte ni aspirarte,
tan solo robarte una sonrisa
para luego salir corriendo,
sabiendo que era yo.

Rogaba a mi pecho por este dolor,
porque eras el mejor secreto guardado,
eras el viento removiendo mis actos,
un pecado que termino por derramarse,
que brotaba por las noches
y moría en el día.

Eras el verso inacabado suspendido
en el suspiro de mis soledades,
eras tal y como te recuerdo
y yo, no era más que el intento,
de aquel niño al que querías enseñar,
tal vez, una hoja perdida en el diario de tus fantasías.

Y de estas manos que te sintieron
ahora me hablan, me asientan,
en estos domingos que hago míos
cuando vuelvo a escribirte,
porque por un instante, dentro de mis poemas
regresas a mi alma, a mi vida.

Usted, amor...


Me hablaron de ti,
desde la lejanía del olvido reticulado,
estrecho de armaduras
y repleto de velos inventados,
que nacían de aquellos versos
consumidos y perseguidos por los días,
aquellos días voraces, intrépidos y ocultos a la luz de tu voz.

Me hablaron de ti,
con tono desesperante y arruinado,
y yo, desde aquel cuarto leones
de corte francés y ventanas envejecidas,
me pronunciaba con aspavientos y movimientos precisos,
recreando mil y una vez las escenas que mí sien guardaba,
actos que nunca llegarían a ningún puerto.

Me hablaron de ti,
no entendían tus gestos, tus formas, tus palabras,
y me buscaban por las calles para darme acecho,
y explicarles el por qué de tus enojos y antojos,
¡que les iba a contar!, si el que menos te conocía era yo,
¡sí!, te había soñado tantas veces que era capaz de poder dibujarte
incluso con los ojos vendados,
pero nada era cierto, nada era real,
yo nunca supe de verdad quien eras tú.

Pero con todo y con eso,
me anduvieron, me coartaron mi silencio,
me obligaron, me detuvieron,
me llevaron por las calles a gritos,
me alzaron con sus manos
y me postraron en sus hazañas,
¡tuve que abalanzarme ante ellos!,
¡mentirles y renunciar a mi nombre!,
distorsionando las maneras, los besos, el movimiento de mis pasos
e incluso las miradas de mis hechos.

Mi tiempo nunca fue dueño de tus quehaceres,
no por negativas de mis pretensiones ni olvidos,
puede que por virtudes del azar del destino
jamás llegáramos a coincidir,
y con el paso del tiempo
fui asimilando y disimulando esta soledad mía,
remendada al costal de mis días,
y ahora al mirarte con la mirada deshilachada
me pregunto, ¿a quién amas?,
¡dímelo!, estos me aúllan desde sus fronteras,
aterrados en fila con sus fusiles adueñándose del aire que respiro,
y es que esta muralla envejecida de torpezas me frena,
ya no estoy para salir corriendo,
no es cuestión de edades, si no del corazón.