Aspirar hasta el final.


Tengo mil formas para sobrevivir,
un diario en blanco
y un calendario de mentiras,
un fantasma y varios trucos
para salir corriendo si hace falta.
Mil sonrisas para seguir con los lunes,
un poemario y un abril sin lluvia,
un pasado sin identidad,
un beso y el recuerdo de un amor.
Tengo mil mapas, calles y aromas,
abrazos y miradas perdidas en vagones,
tal vez demasiadas despedidas sin sentido,
varios cristales rotos sin recoger,
payasos sin chisteras en mi almohada,
y caminos infinitos que olvidé donde guardar.
Pero no me importa si hoy dejo de escribir,
sé que el resto lo aprenderé a tu lado.

La verdad es simple;
no sé mejor forma para vivir siendo feliz,
si no es contigo.

En lo alto.



Ya estoy en lo alto de tus pasos,
en la cálida mañana de un verano sin mar,
en ayuno con el sueño del humo rodeándome,
con el quizás persiguiéndome por la almohada,
con la sonrisa boba bailando para mi,
y ya he aprendido que aún,
me queda mucho por aprender
y a besar con el coraje de… puede ser el último.

Ya estoy en la encrucijada sin espada,
a minutos de mil caminos que no entiendo.
Puede ser que hoy te acuerdes de mí,
que encuentres al final de un cajón mi amor,
y me veas con la soledad caminando al son de mi voz,
y entonces puede que ahora, entiendas porque escribo,
o puede que termines olvidándolo todo,
y yo enloqueciendo, robando balas de plata a un unicornio,
que ya no recuerdo como se llama.

Yo solo quiero escribir y pintar, pintar y escribir, escribir y pintar, y besarte.

Escríbeme.


Escríbeme cuando no puedas más,
para ser añil ya estoy yo y mis letras.
No caigas con los años en creer
que hay que ser serio,
y al caer la noche cerrar las puertas.
Tomate la última a mi salud,
y yo algún día fumaré tu recuerdo,
entre bambalinas de seda, risas
y vino para brindar por los viejos amores.
Escríbeme si ya no puedes más,
no exclames ni me preguntes,
nadie ha sido dueño de nada y menos del tiempo,
incluso estos versos que ahora pinto
tampoco los he dictado yo.
Recuerda que siempre me faltaras, eso sí que es amor,
y no aceptar a la ruina ruin de la costumbre 
pensar que el roce hace el cariño.
Hay vidas que no necesitan de días,
para jurarse en la eternidad.
Escríbeme si te acuerdas,
búscame en los libros que olvidé leer,
en la ortografía que nunca aprendí,
en el oxido del cabecero de tu cama vacía.
Recuérdame una vez al mes
y no llores por nada, nada se perdió,
sé implacable con la tormenta,
aguda en la voz callada que te juzga,
y sella los besos que te prometí,
aún viajan conmigo.
Y para cuando me escribas, sonríe,
el final nos dio la razón,
nosotros fuimos los afortunados.

Calle Espejo


Viví en una calle reticulada,
imperceptible y torcida.
Allí soñé, amé, pinté,
descubrí y también enloquecí.
Allí escribí, inventé, robé,
perseguí, gané y perdí,
y ante todo…aprendí,
aprendí a convivir con uno mismo. 



Aquellas paredes se quedaron con una parte de mí.