Caricias de escritorio



… y busque en las mil formas de mi soledad tu silencio,
el porqué de tu indiferencia clavada en mi latitud,
y la sinrazón para volver a encontrar en tus ojos,
mi vida y la tuya con un para siempre bordado en tus pupilas.

Escafandra



La sensación de pararte de repente…

…correr asustado después de mentir,
y mientras discuten tus mejillas con el viento,
aprender que cuando amas
eres incapaz de engañar.

Eres azul:


difuminas en mis horas la pulpa de cada emoción que baila en mi pecho,
transitas en mis mejillas con la alegría que trae los días de sol,
me suspiras al oído la música que tararea tu piel sobre la mía,
tu sonrisa lo dice todo, y en tu silencio encuentro la paz del mundo,
eres capaz con tan solo una mirada convertir todo en posible y cercano.
Eres azul, el azul de mi pensamiento.

Miedo a descubrir.



Estuve a punto de abandonar,
casi de volver y dejar de mirarte,
jurar no amar para siempre,
sellar mis labios, coser mis letras,
guardar la locura por un traje,
y coaccionar a mi cuello con nudos paradójicos.

Estuve a punto de odiar al mundo
por alguien que ya me olvidó,
y que nunca supo descubrir
a donde llagaban el final de mis besos.

Estuve a punto de casarme con una idea
que me poseía pero yo a ella no,
adornar mi despertador con la fotografía de “la otra”,
decir lo que no pienso, sonreír a tiempo
y descubrir la agonía del sofá,
el sexo a destiempo y las sabanas sabor a nadie.

Estuve a punto de quererte por afición,
adherirme a tus miedos y hacérmelos míos,
inventar un quebrado con tus raíces para no sentirme solo,
y así creer que la vida ni yo, somos tan vulnerables.

Desojando los días



Aún tengo libros por quemar,
versos por invitar a mi casa
y reconozco que mi spelling
radia la línea de la estupidez,
pero nunca me hizo falta leer para soñar.
Aún tengo amores que conocer,
y que me dejen alargar la ternura en el escalón,
del último peldaño de mis intenciones.
Aún tengo que visitar a media noche labios anónimos,
y saborear la duda bajo la luna acristalada,
al lado de un rio dibujado por el cuento de nunca jamás.
Aún tengo que afinar cuerdas vocales con café a medias
aflorar secretos y que me canten al oído.
Aún pienso en aquella tarde que resumió mi vida
y sacudió el corazón libre de un poeta dormido.
Aún tengo que saber a dónde llevar
las mil cartas que amontono en el olvido.
Aún tengo que saber cuál es el final de “confieso que he vivido”,
y saber porque la narrativa me pesa cada día más.
Aún me queda saber que sería besarte,
descifrar si soy puente o puerta
y que le ocurre al amor conmigo.
Perseguir, destruir y borrar la mala suerte, las pesadillas
y el silencio de mi almohada.

Aún quedan días para seguir. Lo demás vendrá con la lluvia.

Las confesiones de Mar. (volver a ver)



Salta mi pecho sobre las nubes que dibujo en tu ausencia, hilo en tus ojos mis lágrimas que voy borrando con el afán de un…¡volveremos a vernos!.
Acostumbro, por afición y por recuerdo, a detenerme en todas las sonrisas que observo, así parece que estoy más cerca de ti, aunque ninguna haga sombra a la tuya.
Soy tonto por pensarlo, pero después de ti no me queda mucho más de valor, un corazón que vive con el temor de pensar que crecerá sin saber del tuyo, una frente caducada que navega por las noches sin vela a ciegas buscando orillas sin mar, y en una viaje estantería a Neruda, más callado que nunca porque dice que al irte, te has llevado contigo todas las palabras del mundo.