Diario de un verso.



He visto el tiempo escaparse por puertas cerradas,
y aparecer por ventanas ajenas las oportunidades de la vida.
He visto amores que sin prometer nada se han quedado para siempre,
normas y valores evaporándose en segundos,
ilusiones devueltas convirtiéndose en fracasos,
ojos que han conseguido iluminar días,
y equivocaciones que han aplastado a brillantes personas.
He conocido verdades que finalmente han sido mentiras,
metas que no eran imposibles e imposibles destruidos.
He visto en los detalles nacer nuevos caminos,
rascacielos que nunca alcanzaran el cielo,
gente triste, gente llena de vida, gente que olvida,
y gente que siempre vuelve.
He visto la felicidad en el rostro de un recién nacido,
lo complejo convertido en sencillo,
y el amor en el mejor regalo que se le puede ofrecer a un corazón.
He visto darle importancia a lo que no importa,
gritar por no entender, adornar heridas y argumentar soledades,
abandonar antes de empezar, y pensar que el tiempo lo cura todo.
Y he visto como un beso, puede llegar a salvar una vida.

Sonrisa


Te escribo a media distancia, a pesar de los pesares,
a tientas y con la luz de la vela que ilumina esta tinta.
Te escribo porque este es mi lenguaje, mi voz y mi forma de tocarte.
Te escribo en mis sueños donde mis rimas rozan tus cabellos,
bajo el sendero de una primavera que busca su lugar para amar.
Te escribo porque este es mi argumento, mi verdad,
y porque en estas letras nace el grito de tu silencio,
lo que callas, lo que invento, y lo que insisto que sea cierto.
Te escribo con la fe de encontrarme de nuevo, 
con tu sonrisa en mis ojos.

Una de otoño.



Sobremesas infectadas de insultos,
vaciles añiles sin remedio,
un cumpleaños sin velas que apagar,
miradas perdidas en las cortinas del salón,
un beso fugaz que soñó hace años en ser libre,
y lo más difícil será pasar página
recordando las miserias que nos hicieron llegar,
a donde estamos ahora.
Hemos aprendido que dejamos de ser los mejores,
las arrugas delatan que las balas ya están oxidadas,
y entre mis manos solo una idea, escapar.
Ya he gritado como tantos pero sigo afónico,
la suerte nos abandonó antes de empezar,
las cartas hablaron, pero nadie nos aviso por dónde ir,
y lo más difícil será asumir que las mentiras nos salvaron,
descubrir que los versos jamás han sido suficiente,
y que mi afán no era el tuyo, y lo tuyo nunca estuvo de mi lado.