I


Miel sobre tu piel.
Enjambre en mis ojos,
deseo que una vez soñé.
Besos, partitura de una canción
que nunca llegará a tiempo. 
 
Tú estabas cansada
yo esperando el diluvio.
El tiempo nunca participa.
Mi lengua se equivoca,
y esta mirada ya no te encuentra.
 
Miel sobre tu piel.
Imaginé sobre un manto verde
tenernos y viajar,
adueñarme de las comas,
arrestar los puntos suspensivos.
Y llenar mis silencios con tu sabor.
 
Tú estabas buscando,
yo desenredando mi garganta
y llenar mis zapatos con tu voz,
escuchar el fin de este invierno,
esconderme en tus pestañas
e imaginar una mañana color naranja.
 
Miel sobre tu piel.
Y soñar que es real.
Soñar que el final
será el principio.
 
 
 
 
 

Dígame

 

Dígame usted…
Seré vehemente al decir
que este color me resuena
a los besos que ya no poseo
pero almaceno como algo
que una vez conocí.
Y asombro el peso del minutero
como jugó con mis manos
en esta piel que deslumbra el sereno
que hace de compañera en la noche.
 
Dígame usted…
Seré precavido al pronunciar,
callado al gritarle,
silencioso al rozarle,
invisible al recordarle.
Será historia, una de esas historias
para escritorio y guardar
bajo la manta de los domingos de frío.
Una proeza para algunos,
una locura para otros.
 
Pero…dígame usted,
cuando baja el sol por la ventana,
cuando la vela pronuncia el olor de la luna,
cuando en la almohada la mariposa se posa…
¿son sus ojos los que lloran?
 
Dígame usted…
porque en mi sentidos siento
que ya todo es posible.
 
 
 

Ya lo saben...


Ya lo saben mis oídos.
Ya lo sienten mis labios
que eres la maestra de mi piel,
porque no hay más días
sin minutos a tu lado.

Ya corren por la calle mis lágrimas,
y las golondrinas vuelven del otoño
con el frío en el pico,
y yo, pico está luz para regalarte
mi trocito de miel,
para llenarte las mañanas
con la sed que remueve mis sueños
en las noches que no andan tus manos,
en mi pecho.

Ya lo saben mis oídos.
Ya no volverá el olmo a su sombra
ni el ciprés a la almohada,
porque aquí te tengo en mi lengua
y en mis letras.

Aterrados


Un ratito más…
más flores para estos ojos que no duermen,
más agua para esta lengua que perdió de nuevo,
más noches en paz con la almohada.
 
Un ratito más…
más hablar y menos predicción,
más dejarte llevar y mañana ya veremos.
Más sonrisas y menos angustia,
más saborear el verbo sin soledad
 
Un ratito más…
más raíz que pétalos,
más veranos pero con lluvia,
más dormir a tu lado que imaginar,
más florecer por las mañanas y besos de desayuno.
 
Más tú, más yo. Más tiempo…
 

...Arte

 

¿Cómo cifrArte…?

¿Cómo aspirar tu olor bajo las sábanas
para alejar el sol?
porque no quiero que vuelvan los días
si no estás aquí para compartir nuestras manías.

¿Cómo saborear lo que no tengo
pero siento nuestro?
 
¿Cómo espantar este soliloquio
de sombras sin flor,
de caminos infinitos que he borrado?
 
¿Cómo coMerte sin parecer hambriento?
 
¿Cómo no sentirme aterrado cadA vez que te suspiro?
 
¿Cómo decirle a la luna
que ya no quiero volveR a su recuerdo?
 
¿Cómo despojarme del ridículo de mis menTiras?;
compañeras del viaje que prometí cumplir.
 
¿Cómo saber que no eres sueño?;
un delirio trasnochado de vino y miel.
 
¿Cómo saber que fuera de estás palabras
sientes  y duermes en el recuerdo de mis ojos?
 
¿Cómo averiguar que terrores pasaran por tus océanos?,
y que dolores andan por tu escalera
para decirles que ya no hay nada que dañar.
O qué sin sentir contemplas cuando tus ojos acarician tu almohada.
 
¿Cómo decirte que hay tantas palabras…?
pero este ruiseñor... solo anhEla una.
 

Nunca es tarde

 

Todo lo que ves es tuyo. 

No hay imposibles aunque los miedos te hagan dudar. 

Pero recuerda que no hay marcha atrás…solo en las películas. 

Asique distrae cuanto antes tus mierdas y empieza a vivir.

Ame

 

Llorabas demasiado. Siempre pensé que me querías decir algo...

y aún tengo en mi retina la primera vez que conseguí dormite, y ver a mi hermana ahogada diciéndome: Narci, podrías llevar hoy a la niña…? Y al final terminó siendo mi afición semanal.

No te gustaba quedarte sola. Ni que contarte pasar las mañanas entre cuatro paredes de colores que imitaban intentar ser el mejor sitio para un niño, pero al recogerte de la guarde te guardabas una sonrisa bajo el retrovisor: un bálsamo para un treintañero atontado.

Y Yo que por aquel entonces me flaqueaban las mejillas (cosas tontas que le pasan a los adultos) me hacías creer el hombre más afortunado de la tierra  al agarrarme con tus dedos mi mano cuando íbamos por la calle.

Pero creo que el tiempo me ha engañado…

ayer fui a la cafetería de siempre empujando tu carrito con la abuela. El camarero te sonrió, y mientras tomaba el café me tirabas por quinta vez el sonajero.

Y al despertarme hoy, en el desayuno me estabas hablando de lo absurdo que es estudiar francés (yo rebatiendo con acento francés que es el mejor idioma del mundo), que te has picado con una saga, que hay un niño de tu clase muy tonto (si, si…muy tonto) y ahora te tiras las horas muertas leyendo una colección de libros de hadas y unicornios.

Llorabas demasiado. Nunca fue fácil, pero no cambiaría nada. Absolutamente nada.

Vive

 

Vive y aprende a  mirar atrás.
No le tengas miedo a caminar,
sabes hacerlo y lo harás bien.
“Ten un plan, y no se lo digas a nadie”
Ama y ensancha el alma cuando te duela.
"De aquí no saldrá nadie vivo"
Respeta la ignorancia,
nunca lo sabrás todo.
No culpes a nadie. Mejórate.
Canta, baila y agota el tiempo
en lo que te hace ser feliz.
No te creas todo lo que te dicen.
Saborea tu silencio.
Háblate, discurre contigo mismo.
No te tomes nada personal,
las cosas ocurren. A ti también
Y sobre todas las cosas… no tengas prisa.
Tu momento llegará.
Siempre llega.

 

Quiso soñar...


Sueña en la ventana
el verso que quiso viajar
y ahora en su libertad
vive en el poema
que quiso amar.