Con la luna en el diario. (La vida de los árboles)

Olviden que fui el último,
quiéranme por lo que nunca conseguí ser,
porque mientras intentaba serlo,
llegue a ser lo que soy.
Háganme caso cuando calle,
llévenme con los ojos vendados,
y enséñenme el mundo
como si fuera la primera vez.
Dejen que el invierno marche con el tacón bien alto,
desechen que yo lo dije antes,
ódienme para después.
Lloren en el aguacero de mis balcones,
y para cuando llegue la luna
díganle que yo seguiré despierto.
Cuéntenle que no pude esperar,
porque en mis ojos ya había mil historias,
queriendo escapar.

Cada momento (La vida de los árboles)

Un viaje en el metro,
la cuarta parte del aprendizaje de mi vida.
Una conversación con el sol anunciándose,
el descubrimiento de que aun existe
el sentido común en las personas.
Un abrazo, entender que la confianza se debe sentir.
Mi Madrid, la última estación de mis versos inacabados.