Quédate.



No desesperes, quédate aquí hasta que llegue el día,
surcaremos el invierno, romperemos a llorar,
y le sonriéremos a la luna cuando todo esté dormido.
Quédate y soñaremos que el infinito se perdió entre nuestas manos,
haremos de mis besos los tuyos, y de los tuyos los míos,
y del pasado el diario donde compartir las heridas,
que una vez nos hicieron diminutos.
Quédate y escribiré en tu piel mi último poema,
la penúltima rabia convertida en rima,
y el final de nuestros días sin nosotros.