Mi suerte, mi alegría, mi condena (Cuadros de cristal)

No se la lleven aún ¡por favor!,
aún me buscan en la oscuridad de esta noche.
No me nieguen la palabra,
lo demás ya se lo llevaron.
Pongan cualquier excusa,
que este corazón ya no razona.
Digan, que fue el tiempo,
digan que...que fue por culpa de la locura,
tan imprecisa, tan delirante.
Digan que ya no sé vivir sin ella,
que el frío es más frío sin su voz,
que ya no imagino nada.
Digan que hay un poeta mudo por ella,
un mar vacio y un escritorio sin luz.
¡No se la lleven aún!,
que estas lágrimas no saben amar,
que estas manos solo saben de amor.
No me nieguen al menos,
el poder soñar por última vez.

Reparando heridas

De esta misma belleza se enamora el sol,
cuando contempla la luz de tus ojos.
¡La luna!, siente envidia porque ahora sabe,
que no es la única que puede iluminarme.
Estas ventanas donde viajó tantas veces la lluvia,
ahora se llenan de la claridad de mis pensamientos,
y no fue por casualidad que yo empezará a escribirte,
una fuerza que aun desconozco me arrimó a los sueños,
que ya guardaba en el desván de los imposibles,
y aun con la mirada apagada, desaliñado y perdido,
esa misma belleza me hizo salir, arrancar, brotar desde el silencio mío,
estos versos caminantes que ya desean cogerte de la mano.
Fue de repente, sin precisar gesto ni momento
cuando yo me enamore de ti.