No, ya no.

No, no lo esperas
aunque lo esperas.
Evitas hablar
pero no deja
de dar vueltas
tu cabeza.
Está ahí
y nadie lo ve.
Quieres gritar,
quieres estar
pero también
desaparecer.
Y no, no lo esperas,
pero el corazón
está ardiendo,
y ya no te vale decir no.