Al lado del silencio

Al mundo le dará igual
pero mi piel ya sabe de ti.
Y mi pecho no va a entender
porqué tus ojos
no duermen en mi.

Yo soy el que calla (5)


No sé muy bien
quien mira
quien siente
cuando no estoy.
Yo soy el que calla,
no sé qué pensar
cuando me miras,
cuando me buscas.
Yo soy el que calla,
no sé qué será…
vivo con el presente,
es lo único que tengo
¿y tú?.
Yo soy el que calla,
ojalá tuviera tus poderes
mis ojos no dicen,
me describo con la tinta
y no todo el mundo
sabe la verdad de mis manos.
Yo soy el que calla,
el que busca en la nieve
cuando el silencio camina.
Yo soy el que calla,
él que sabe a qué saben tus besos,
pero el aire te alejó de mi piel
y pregunté pero nadie supo de ti.
Yo soy el que calla
con el pecho gritando,
y si tú supieras de mi amor
estos versos olvidarían sus miedos.
Yo soy el que calla.


Te busqué


Parecía que iba a ser la mañana más fría que me había encontrado hasta ahora.
Tenía dejado en el tintero un par de colores ya secos por el viento,
pero las últimas lluvias habían calado ya en la tinta,
y se deslizaban por la cocina el verde y el azul mezclándose tímidamente.
La casa seguía vacía, hay cosas que no cambian,
y solo habitaba el polvo a olor a recuerdos.
El sol calmando las paredes de un pasillo que parecía interminable,
hacía más amable sentirse allí en medio de la nada,
y la voz que tantas veces taladró mi piel vivía ya en una ausencia indomable.
Pero en el resquicio de la puerta de mi habitación
sonaba cabizbajo el desafino de unas cuerdas oxidadas,
y volví a imaginar lo que asumí por perdido.
Entonces empezaron mis manos a jugar con el aire,
ha remover en los cajones viejas risas, conversaciones, sabores pasados,
y comencé a viajar entre aquellas cuatro paredes que me vieron crecer,
por caminos que nunca supe de su existencia.
Y me puse a bailar, a pronunciar carcajadas y a arrugar mis mejillas.
No sé aún cuanto tiempo estuve en aquel estado.
Pero todo termina, incluso lo que uno más desea,
y sin más explicación la puerta se cerró,
calló el silencio como si se tratase de un telón de acero:
preciso, imparable, cortante e injusto.
Injusto porque sentía que el tiempo
aún no me había concedido la oportunidad.
Regrese al salón, rodeé con mis ojos todo lo que una vez viví,
y acumulé todos los recuerdos posibles que me iban entrando
en una maleta carcomida que encontré.
Sabía que era el momento de irme,
las estanterías agrietadas ya gritaban su último suspiro,
el cerrojo hace años se jubiló y las ventanas ya permanecían selladas
Me fui, y está vez para no volver.

Pd. Gracias por encontrarme.


Sigue

Encontrarse una puerta cerrada
no significa el final del camino.
Puede que tan solo sea una señal.
Sigue, vive, camina, continúa.


Vivo en las nubes



Vivo en las nubes
fue el mejor lugar.
Viaje por el mundo,
vi edificios buscando cielos,
gente corriendo,
miedos al caminar,
soledades sin resolver
y heridas
que luego el alma
no sabe curar.
Vivo en las nubes
fue el mejor lugar
que encontré.
Viaje por el mundo,
vi miradas que mienten,
besos que no sellan,
manipular las verdades
para tan solo sobrevivir,
y la estupidez venciendo
al sentido común.
Vivo en las nubes
y aquí me quedo.

El último beso


Esta es mi forma de sentirte
nadie me enseño a mejorarlo
y ningún libro me convenció.

Lo sé, es una mierda
y no creo que esto te enamore
pero imagino que eso ya no ocurrirá,
porque algo en mí o en ti no funciona.
En la próxima vida solucionaremos
lo que las palabras no han arreglado.

Y por ahora seremos eso, un intento sin intentar
un medio bocao donde uno se queda con hambre,
la lámpara que no encontró luz,
o esa mañana que al abrir los ojos
descubre que todo es mentira.

Esta es mi forma de sentirte,
lo siento si no convence
pero ya no estoy para deslumbrar,
porque algo en mí o en ti no funciona.
Pero lo que siento es verdad
y me atrevo a jurarte
aunque ya no sirva de nada
pero sí, es de verdad
que me estoy enamorando de ti.


Cada paso


Arrastra la vida en sus cejas.
Con voz tenue le debate al viento
que fue del tiempo.
Se marcha lejos cuando cae
el silencio en sus labios.
Dice que ahora ha aprendido a no prometer,
y entre dientes me habla
que una vez amó.
-          Eran otros tiempos (me explica)
Arrastra con su mirada
la belleza que ha ido capturando.
Siento que a veces quiere saber del mundo,
a veces no.
Yo sé que adentro guarda tesoros
y le pregunto sobre la felicidad…
Y me dice:
-          Eran otros tiempos.
Me basta con saber que lo viví.
Entonces me enfado con él.
Le grito que nunca basta, la vida sigue,
el “sofá” no es la solución.
Debes de seguir el camino.
Se gira y me dice:
-          Aunque me negará no podría. El tiempo no es de nadie.
Los años me han regalo saber que cada paso es único