Poema 47. Recuerdos de un exiliado. - Vengo -

Vengo de ti,
vengo de muy lejos
y me marche antes de que nadie me viera,
llegué a donde nadie estuvo,
allí donde nada se perdió,
donde las olas salpican el cielo,
donde las palabras toman vida,
donde las miradas hablan y sellan instantes.
Vengo de tus ojos puros,
que me recuerdan la vida que ya perdí,
en ser lo que nunca llegue a ser.

Vengo de mí,
del verso caído ensimismado en una tarde gris,
del paso casando de un camino entre ramas añiles.
Vengo de donde los números no existen
y la lógica juega con la locura al escondite.

Vengo de una calle reticulada, furtiva de media noche,
de vistas en barrotes y muros rojizos inanimados,
vengo de labios pesados y amores abatidos,
de pasillos infinitos y techos alzándose por las nubes.

Vengo fragmentado en mil recuerdos,
de días repletos y tardes precisas,
de aromas que no puedo olvidar,
vengo de la vida que guarde cada noche
entre tinta y rimas afinadas al son de mis latidos.

Vengo de ti, de mí,
del recuerdo que me convierte en frágil
y me hace cada día ser más humano.
Te escribo con la mirada firme
¡esto es en lo que me he convertido!
Esto es el son de mi vida, las palabras.