Entre paredes (exiliado de corazón)


De ti escribí estos versos consumidos,
los guarde en esta casa, calle espejo, número 5
entre paredes enloquecidas,
confesoras de mis actos completos
que plasme en tus ausencias.

Después falsifique el día y la noche
para que la lógica diera su último golpe,
y se desplomara entre mis pies.

Pase las horas congelando recuerdos,
enmarque las sonrisas y abrazos,
dibuje las calles por donde anduvimos,
ilumine cada rincón de tristeza que vivimos,
difumine los miedos que nos arrebato el tiempo
y reconstruí la estación donde me despedía,
donde me besabas entre la multitud
y con tus ojitos llorosos me hablabas de eternidad.

Es por ti que mantengo este recuerdo,
y aunque se convierta en mi condena no podría abandonarlo,
sabes mejor que yo que el corazón no tiene formulas.
Aguantare hasta los ochenta, hasta que vuelva otro ángel.

Es posible

Aprendes y aun te queda mucho,
te miras con el reflejo de las mañanas
y te haces creer que vas bien,
ese ímpetu te ayuda y te matará.

Buscas sonrisas de cualquier forma,
como ingrediente para sanar los desastres,
piensas que eso será la solución para poder seguir.

Aprendes que los sueños se pueden cumplir
pero el tuyo nunca termina por hacerse del todo,
piensas que el amor es real pero te aburre esperar.

La desesperación te agudiza las tardes,
las palabras vuelan, estas sin estar,
hoy terminaras haciendo lo mismo.

Intentas averiguar cuál es la imperfección,
qué demonios ocurrió cuando saliste al mundo
y saber quien puso tantos obstáculos,
porque últimamente no cesas en tropezarte.

Aprendes y aprendes pero no terminaras de saber,
vuelves a intentarlo cada mañana,
te vuelves y revuelves, enredas y desenredas,
quieres más y no sabes cómo,
no sirve,¡ grita más fuerte!.

Buscas en los libros, en las calles, en los ojos de lo desconocido,
debe haber algún sitio que sea tu lugar para sentirte realmente tú.

La mala suerte es un invento de los mayores,
eso no existe ni quieres esperar a los cien años
y por más que dure si es que algo pueda durar,
ahí estarás preparada con la ilusión renovada,
el acorde ajustado y las manos afinadas.
Pero ya sabes que el cuento ya termino hace tiempo,
hoy volverás hacer lo mismo.
No lo dejes, estas a punto de averiguarlo.

¿dónde estás?

Te lo pido con mesura,
una tregua para mis suspiros,
una luz de colores que perdí,
y una sonrisa para cuando me quede solo.

Te pido sin mesura una hora punta solitaria,
un verso callado en tus labios,
un racimo de estrofas envejecidas
y una tarde de poesía para seguir soñando.

Te lo pido con mesura
pero no tardes en encontrarme,
me vienen buscando y ya afinan sus pasos,
se me terminan los artificios,
me agotan los días
y se me acaban las noches.

Te lo pido sin mesura,
apresura tus intenciones,
alza tus pretensiones,
irrumpe la calma de mis dudas,
¡sal!, grita si fuera necesario
y hazme creer que todo no fue un error.

Te lo pido por última vez ante notario
y al instante olvidare
lo insufrible que es recordarte.
Te lo pido, déjame volver a vivir.

...

"Cuando escribo me reflejo ante mi YO, veo con claridad quien soy. A veces me cuesta seguir, no todo lo que veo me gusta, no todo lo recuerdo como yo pensaba. Mi sufrir es mi mayor placer, la poesía”

Goodbye

Confieso que he bebido no para olvidar si no para desaparecer,
que he fumado a cada segundo
pensando que al final de la última calada todo cambiaria,
que he soñado en volar acompañado de dos hechiceras
al son de Sabina cantando a Neruda,
y después soltar por mi boca; contigo y sin ti.

No puedo negarlo, se me indigesta esta ciudad,
el paso cansado de sus aceras me derrama tristeza,
sus gentes irreflexivas que juegan con el aburrimiento,
me abordan a preguntas y luego se marchan callados,
¡y los árboles!, no me dejan contemplar el cielo.

No puedo evitar mirar con el ojo vago
las mujeres que pasaron por mi vida,
a ninguna le debo nada, nada se llevaron
pero al menos una marchito mi frente,
y con eso me fue suficiente para saber a donde no debo volver nunca.

Confieso que en mi viaje mire más de una vez por el retrovisor,
testifico que con mentiras enamore alguna extraviada de última hora,
burdas señoritas de insípida belleza maquillada para la ocasión,
que especulan que aprovechar el tiempo es ir saltando de lecho en lecho,
dejando un adiós mudo en cada despedida.

Desperdicie por mis manos malabarismos de farándulas extranjeras,
para luego con una carcajada solucionar todo y nada a la vez,
para ver pasar por mi puerta los días perseguidos por la rutina.
Y finalmente, manifiesto que después de todo,
me dedico a escribir, porque es lo único que puedo sentir que es mío.