Cruz de amor



Ya amé,
ya busqué y mentí,
ya dije toda la verdad
y di mi corazón,
ya salí corriendo como loco por las calles,
ya anduve de la mano y abracé bajo la luna,
ya grité a la pared,
ya me hicieron daño
y ya use el nunca y el jamás.
Pero cada vez que pienso en ti,
sencillamente me siento feliz
y el pasado deja de existir.


Volveré a tu mirada anclada en mi alma.

Encontrarte



En mi casa te espero,
en el enrejado de mi ventana veré pasar al tiempo.
Una vez al día te gritaré, a veces con aspavientos, otras con sonrisas.
Escribiré versos a nadie, dibujaré y luego desharé las líneas trazadas,
dejaré las paredes exactamente igual a como están ahora,
para que los días me recuerden que existes,
y no me venga la maldita memoria con trucos a confundirme.
En mi casa te espero,
fondeado entre la marea de mi escritorio,
imaginando mil formas de cómo huir a la orilla de ningún lugar,
para salir a donde habitas y curar el silencio de tu alma herida,
y regresar a donde nacimos, en ese beso que nunca nos dimos.




Inquebrantable.



Son mis manos las que te esperan,
las que pierden y las que ganan.
Son mis manos las que te recuerdan,
las que te buscan en cada poema.

Son mis ojos los que te imaginan,
los que siguen tus pasos en silencio.
Son mis ojos los que tallan tu belleza en mi alma,
los que se llenan de razones para alcanzarte.

Es mi corazón el que le robó a la luna su locura,
el que agota las horas de sueño por tenerte entre rimas.
Es mi corazón el que te está gritando,
el que a cada paso se le abre una herida por tu ausencia.

Estas son las estrofas que te están amando.

Segundos.



Voy detrás de un verso en forma de escudo humano
y te escribo callado que mi piel grita, que sin ti muero.
Invento prosas tallándolas en las paredes de mis confesiones,
y al llegar las noches me convenzo que nunca será tarde,
envuelto en tu recuerdo bajo un cielo que ya me vio llorar.

Voy detrás de un espejismo que soñó con ser real,
y te escribo sobre los minuteros del reloj de mi vida,
para enmarcar el segundo en el que me enteré,
que me había enamorado de ti.

Voy detrás de los días paseando en playas desnudas,
bajo lluvias de arcoíris que dibujan tu mirada sobre mis pies,
e intento retener el paso de las nubes,
viajar sobre la brisa de tus suspiros,
y deslizarme por tu sonrisa para quedarme a tu lado,
poder  romper la pesadilla de “yo no podré”,
y ensanchar los caminos para quedarme a vivir
en la primavera de tus besos.