Sonríeme (La vida de los árboles)

Lo sé, ya no sirve de nada mi voz, nada de lo que hago ya tiene magia, mi ingenio se ha ido de vacaciones, y mi forma de ser no hace efecto. Lo sé, ya no sirvo, no hago gracia, me has sacado todo el provecho, y ya no hay más, no hay más que dar. Sé que te lo puse complicado, pero te aseguro que para mí, fue más difícil, y aunque no hayas aprendido nada de mí, pensaré que sí, que realmente cultive en ti la calma que buscabas, y el amor que necesitaba tu alma. Ya sé que me olvidarás incluso antes de lo que pienso, así son los retos, así se pasan las páginas de un libro, pero solo te pido una cosa, recuérdame de vez en cuando con una sonrisa.

Luego (La vida de los árboles)

Luego vendrán las agonías de este silencio,
con las golondrinas de una pesadilla,
que se ahoga en un mar menor
de aquellos recuerdos inservibles, nefastos,
odiosamente inoportunos, enredándose entre tus cabellos,
palpitando por las aceras por donde caminas.

Luego vendrá el corazón saliéndose por la sien,
reclamando lo que es suyo y de nadie más,
tan celoso como un niño ante su primera pérdida,
y con el ruido destellando en las encimeras de mis lágrimas,
vendrán las culpas arrogantes, las palabras torpes
y una silueta con cuernos de maíz,
e incluso tal vez, aparezca como una ilusión
el sueño inacabado, que soñé para ti.

Luego vendrán las huellas de un beso huérfano de sol,
pidiéndome la noche como salvavidas de un infierno,
que nunca merecimos tener,
pero que sin duda es con el que vivimos.
Vendrán con los versos astillados, sin explicación,
con el enfado por no entender y con el agua vendita
para una cura ya dañada.

Luego vendrán los miedos escondidos tras la luna,
con su corte mudo echándome humo,
con sus labios gritando la incertidumbre de mis sabanas,
y con el querer entre las piernas.

Luego se irán, la calma partirá el rastro de este dolor,
dejando entre las nubes en las que sueño,
la cosecha de sus intenciones;
más engaños y algún motivo para recordar.