El verso imposible.



Te veo pasar y nada te alcanza,
como si nadie te tocara,
tan pura y tenue, tan infinita,
tan irremediable,
y al soñarte la vida se me va
y el tiempo ya me da igual,
porque querer como te quiero,
no tiene doctrina ni final.


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Te escribo con el nudo en la garganta
y dibujo las líneas de un sueño,
que ayer enterré en la arena de tu alma.
En la calle me quedo a esperar las nubes
al son del ritmo de mis estrellas,
y en mis mejillas sentir el aire de tus besos.
Te escribo con mis sentidos sobre la tierra mojada,
al lado del rio que lleva tu sonrisa,
para quedarme adherido
al verso que vive en tu corazón.
Te escribo y no hay premisa,
está noche la luna será confesora,
y esté poema la firma de mi promesa.