Me fui olvidando

Tenía dos pinceles trasnochados,
hilos arrugados de seda,
carmín evaporándose en mi piel
y una vieja fotografía triangulada
en la mesita de noche aterrada por la indiferencia.

Tenía un baúl de los recuerdos,
para afinar los domingos la memoria,
unos carteles ambiciosos que propagaban
la falta de tiempo y lógica de los días.

Tenía líneas en versos rodeándome,
saltando en las ideas, conquistando los deseos
y creando un nuevo mundo
donde tu ya no estuvieras.

Tenía un calendario desesperado,
con números marchitos anclados a la deriva
y festivos tintados en gris
Posándose en mis noches de “sabinandron”,
entre agudos desafinados y alientos exhortados.

Tenía mil inventos inventados para motivar al aire,
recorriendo cada movimiento de mi cuerpo,
para reservarme las ansiedades cuando me faltabas
y algún secreto convertido en alivio para mis temores.

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