Escríbeme.


Escríbeme cuando no puedas más,
para ser añil ya estoy yo y mis letras.
No caigas con los años en creer
que hay que ser serio,
y al caer la noche cerrar las puertas.
Tomate la última a mi salud,
y yo algún día fumaré tu recuerdo,
entre bambalinas de seda, risas
y vino para brindar por los viejos amores.
Escríbeme si ya no puedes más,
no exclames ni me preguntes,
nadie ha sido dueño de nada y menos del tiempo,
incluso estos versos que ahora pinto
tampoco los he dictado yo.
Recuerda que siempre me faltaras, eso sí que es amor,
y no aceptar a la ruina ruin de la costumbre 
pensar que el roce hace el cariño.
Hay vidas que no necesitan de días,
para jurarse en la eternidad.
Escríbeme si te acuerdas,
búscame en los libros que olvidé leer,
en la ortografía que nunca aprendí,
en el oxido del cabecero de tu cama vacía.
Recuérdame una vez al mes
y no llores por nada, nada se perdió,
sé implacable con la tormenta,
aguda en la voz callada que te juzga,
y sella los besos que te prometí,
aún viajan conmigo.
Y para cuando me escribas, sonríe,
el final nos dio la razón,
nosotros fuimos los afortunados.

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