Quiero que seas la calma de mis miedos,
la luz de las sombra de mi pecho,
el maestre de la cerradura de mis secretos,
e ir aprendiendo que aún queda tiempo para volver.
Y empezar a declinar mis versos con tus latidos,
y mis suspiros con la distancia de tus caminos,
para acortar sueños y hacerte real entre mis manos.
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