Poema mudo (excesos de un poeta)

Yo no viajo con billetes,
te recorro sin que tú te enteres,
me escondo en los pliegues de tu sonrisa.
Te pienso, te imagino, te dibujo tumbado
sobre los tejados de la luna,
que ilumina la tinta que vierto por ti.
Soy el principio de todos mis poemas,
tu eres el porqué de ellos
y el destino de todos mis viajes.
Tu eres capaz de quitarme el sueño,
eres el dolor de mi pecho,
la ansia del humo que me contamina,
y la montaña de ceniza,
que me arrastra a la cama.
Soy el fantasma de tus mañanas,
en el frío de tu piel con los primeros rayos de luz,
estoy a tu lado, te sigo, te busco,
me alimento de tus letras,
y me crezco con tu presencia.
Tengo los labios bañados de mil historias,
sé más idiomas que lenguas,
he estado en lugares que nadie conoce,
mis manos saben reconocer el viento del sur,
y mis ojos lloran con el sol del norte.
Mi piel te cubre cuando sueño,
mi sien camina por tus cabellos
y ahí duermo, en la raíz de tus fantasías.
Yo si conozco tus miedos,
estoy en ti desde el principio,
no me verás pero a tu lado me quedaré.
Eres la droga que anuncia mis ojos,
me mareas, me alborotas,
me has estallado en mil pedazos,
y me haces llorar tan solo con recordar.

Te grito ahora para que te enteres,
que las estrellas que te canto no son de mentira.
No soy una opción,
no quieras mirarme como los demás,
se tu pasado, yo sé que soy tu adelanto,
mi futuro lo escribo con tus aromas,
y aunque ni te interese lo que escriba,
mis versos no entienden de barreras.
Yo te quiero y eso es así.

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