Goodbye

Confieso que he bebido no para olvidar si no para desaparecer,
que he fumado a cada segundo
pensando que al final de la última calada todo cambiaria,
que he soñado en volar acompañado de dos hechiceras
al son de Sabina cantando a Neruda,
y después soltar por mi boca; contigo y sin ti.

No puedo negarlo, se me indigesta esta ciudad,
el paso cansado de sus aceras me derrama tristeza,
sus gentes irreflexivas que juegan con el aburrimiento,
me abordan a preguntas y luego se marchan callados,
¡y los árboles!, no me dejan contemplar el cielo.

No puedo evitar mirar con el ojo vago
las mujeres que pasaron por mi vida,
a ninguna le debo nada, nada se llevaron
pero al menos una marchito mi frente,
y con eso me fue suficiente para saber a donde no debo volver nunca.

Confieso que en mi viaje mire más de una vez por el retrovisor,
testifico que con mentiras enamore alguna extraviada de última hora,
burdas señoritas de insípida belleza maquillada para la ocasión,
que especulan que aprovechar el tiempo es ir saltando de lecho en lecho,
dejando un adiós mudo en cada despedida.

Desperdicie por mis manos malabarismos de farándulas extranjeras,
para luego con una carcajada solucionar todo y nada a la vez,
para ver pasar por mi puerta los días perseguidos por la rutina.
Y finalmente, manifiesto que después de todo,
me dedico a escribir, porque es lo único que puedo sentir que es mío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario