Fueron las formas
o lo que escribimos.
Puede que soñar
no fuera buena idea
pero ahí estábamos
como dos inocentes,
creciendo en las ventanas
con vistas al mar.
Y supe poner patas arriba el mundo
cuando ya no llegaron tus labios.
Y tu supiste morder en las esquinas
para buscar mis manos perdidas
cuando ya ni recordaba porque seguía.
Fueron las formas
o tal vez las ganas de querer.
Puede que desnudos fuéramos uno
y entre tanto aprendimos
a no hacer caso,
pero ahí estábamos
como dos inmortales
vacilando por locura
los minutos malditos
de un domingo cualquiera.
Y supe desterrar el dolor
por ver un nuevo te quiero tuyo.
Y tu supiste olvidar el fraude
para creer en mi piel.
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