Pasados los años:
Aprendí a razonar con la pared,
a desojar las miradas
y a poner color a mi tristeza.
Aprendí a suspirar en soledad,
a borrar el carmín de mis sabanas
y a olvidar el deseo de mis pasatiempos.
Aprendí a sellar las palabras,
a medir los abrazos
y a negar tus lazos de seda.
Aprendí el horror de uno mismo,
la miseria que oculto en el día,
la falsa farándula de las verbenas,
y el agotador ritmo de mis besos.
Aprendí que en el verso
se esconde el afán de mis sueños
y que en tu ausencia...
halle mi libertad.
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